[20-8-15]
TromboflebitisUn golpe en una pierna, permanecer tumbado y en reposo durante amplios periodos de tiempo, una inyección, una variz o la ingesta continuada de anticonceptivos por vía oral pueden ser suficientes para provocar la patología conocida como tromboflebitis. Este mal, basado en la aparición de trombos que inflaman las venas, tiene tratamiento y cura sencillos. No obstante, en los casos más extremos, si no se trata convenientemente, puede provocar incidencias importantes en la salud del paciente, hasta el punto de provocar la muerte.
Perfil tipo: Mayores de 60 años y mujeres
La circulación de la sangre requiere que los cauces por los que ésta discurre estén convenientemente despejados. Sin embargo, en ocasiones la circulación se ve dificultada por la aparición en el sistema sanguíneo de taras y patologías que perjudican el adecuado paso del plasma. Entre ellas, está la tromboflebitis, que consiste en la aparición de trombos o coágulos en las venas que degeneran en una inflamación de las mismas, o viceversa.
Tal circunstancia puede devenir en una serie de complicaciones médicas que, en casos extremos, podrían llevar al paciente a situaciones delicadas si no se acota a tiempo la sintomatología propia que acompaña a esta enfermedad, capaz de degenerar en necrosis de los tejidos afectados o embolia pulmonar. Pese a todo, esta patología tiende a ser una afección autolimitada y sin excesivos riesgos, ya que suele desaparecer tras un máximo de quince días de incidencia y tratamiento.
La aparición de los trombos se debe a una serie de factores que actúan sobre la sangre haciendo que ésta pierda su habitual estado líquido. Esta situación ocurre cuando el torrente sanguíneo se estanca o cuando las paredes de las venas por las que discurre han sufrido algún tipo de incidencia o lesión. Hasta el 90% de las tromboflebitis tienen lugar en las venas de las piernas
.Asimismo, los trombos pueden ser consecuencia directa de la aparición en el organismo de sustancias que favorezcan la coagulación sanguínea. Todo ello da como resultado un estadio en el que los componentes de la sangre se adhieren en las paredes de las venas, obstruyéndolas de forma progresiva y dificultando así la circulación. Esta situación –la aparición de coágulos- se da en la gran mayoría de los casos en las extremidades inferiores. De hecho, según los datos aportados por la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, hasta el 90% de las tromboflebitis tienen lugar en las venas de las piernas
En cualquier caso, entre las situaciones que pueden facilitar la aparición de tromboflebitis están aquellas que devienen de estados en los que el paciente ha permanecido postrado en reposo o de pie durante largos periodos. Aparte, pueden estar en riesgo de padecer esta patología las personas con una alteración en la composición de su sangre o las mujeres con embarazos recientes y los individuos que sufren en sus piernas episodios varicosos, tal y como indican los datos facilitados por el Ministerio de Sanidad y Consumo.
Situaciones de riesgo
Además, existe el riesgo de padecer tromboflebitis cuando se dan episodios de insuficiencia cardiaca, traumas y fracturas, recientes intervenciones quirúrgicas (en rodillas o caderas, entre otras), o con la toma por parte de mujeres de anticonceptivos orales por periodos de tiempo prolongados. También están documentados casos en los que los coágulos surgen tras el suministro a un enfermo de fármacos mediante goteo intravenoso o tras la infección de una vena próxima. Incluso, existen expedientes, englobados bajo la definición de Síndrome de la ‘clase turista’, en los que la tromboflebitis ha afectado a personas que viajaban en avión y que han permanecido muchas horas sentadas en los asientos de la aeronave, algo que también puede ocurrir . en largos desplazamientos en automóvil. Otros condicionantes que favorecen la aparición de la tromboflebitis son la obesidad, la edad y el género –es más frecuente en mayores de 60 años y en mujeres-, y las circunstancias genéticas.
Con todo lo dicho, conviene señalar que la seriedad de la tromboflebitis reside en su incidencia sobre el sistema circulatorio. De hecho, sus consecuencias más perjudiciales y extremas, de no tratarse, pueden derivar en un tromboembolismo pulmonar en el caso de que el coágulo se desprenda y alcance los pulmones. En ese caso, el trombo impediría el intercambio de oxígeno puro por aire contaminado, con lo que el organismo del paciente no se ventilaría como es debido y, por tanto, la situación podría acabar en complicaciones serias, entre ellas, la muerte. Los trombos, si se desprenden, como puede llegar a ocurrir en casi la mitad de los casos, pueden alcanzar al cerebro y al corazón, entre otros órganos vitales, produciendo daños a veces irreparables
Tromboflebitis superficial
Esta patología puede aparecer tanto en las venas del exterior del organismo como en las que se encuentran en el interior del sistema venoso. Si se dan los condicionantes de la primera de sus dos versiones, será porque se trata de una tromboflebitis superficial. La misma se da con mayor profusión en personas de edad afectadas ya por varices en su sistema circulatorio.
José Ramón Páramo, especialista del Laboratorio de Hematología de la Clínica Universitaria de Navarra, explica que esta patología provoca dolor y un aumento de la temperatura de la extremidad perjudicada, que tiende a adoptar un color entre violáceo y rojizo y a tensarse e hincharse. En los centros médicos se suele diagnosticar con exámenes que tienen en cuenta el pulso, la presión arterial, la circulación sanguínea y la temperatura, así como el aspecto y el estado de la piel de la zona afectada.
En la mayoría de las ocasiones, para remediar la sintomatología descrita basta con un tratamiento conservador a base de antiinflamatorios, anticoagulantes o antibióticos, dependiendo del origen de la tromboflebitis. En ocasiones, los trombos también desaparecen con remedios comunes: evitando la presión sobre el área afectada con paños calientes y húmedos sobre la zona afectada, descanso y reposo, o con la elevación de los miembros afectados por encima del corazón. En cualquier caso, este tipo de tromboflebitis acostumbra a tener una curación poco problemática, desapareciendo la inflamación en 15 días aproximadamente. En este sentido, desde la referida institución académica se apunta a que es difícil de cuantificar el porcentaje de población que sufre de este tipo de patología, circunstancia que responde, entre otras consideraciones, a la ausencia de cuadros y manifestaciones médicas que acompaña a esta enfermedad.
Pese a lo dicho, hay autores que consideran que la gran mayoría de los casos de tromboflebitis superficial deberían ser tratados, ya que su presencia se relaciona en varios estudios con el surgimiento posterior de la tromboflebitis profunda.
La tromboflefitis superficial también puede surgir como reflejo de otras enfermedades: de varios tipos de cánceres o de la denominada enfermedad de Buerger, padecimiento que inflama los vasos sanguíneos y que afecta sobremanera a los píes y manos de los perjudicados.
Tromboflebitis profunda en una de cada 100 personas
Aparte de la tromboflebitis superficial, también se pueden dar casos de su versión profunda y su incidencia puede provocar situaciones comprometidas, aunque éstas tienden a ser poco frecuentes. Además, este tipo de patología puede tener, a su vez, varias interpretaciones. De hecho se puede dar de forma difusa, situación denominada por la clase médica como ‘flegmasia alba dolens’. Sus síntomas se traducen en dolor en los músculos afectados, incremento de la temperatura de la zona afectada e inflamación del área dañada. Si esta situación se produce, como suele ser habitual, en las extremidades inferiores, puede degenerar, incluso, en dificultades para caminar. Tampoco son extraños episodios de fiebre y malestar general, que pueden llegar acompañados de cansancio.
Ahora bien, si la tromboflebitis profunda es masiva (‘flegmasia cerúlea dolens’), el miembro afectado se reconoce porque se queda frío y porque adopta matices violetas, además de generar un malestar agudo y general.
Internamiento del paciente
Debido a su complejidad, en caso de tromboflebitis profunda suele ser necesario el internamiento del paciente para poder acotar su incidencia. Su tratamiento en estos casos requiere del uso de anticoagulantes por periodos no inferiores a medio año. De esa forma se previene la posibilidad de la aparición de un tromboembolismo pulmonar. En casos de tromboflebitis profunda aguda, incluso, podría ser necesaria una intervención quirúrgica si es que se da en venas de importancia vital. Este tipo de trombosis se da con mayor frecuencia en personas mayores de 60 años. Al respecto, las estimaciones médicas calculan que el número de personas que desarrollan esta enfermedad anualmente en España podría alcanzar a una de cada 100.
Cómo prevenir la enfermedad
En muchas ocasiones la tromboflebitis puede presentarse sin avisos patentes. Entonces, el diagnóstico dependerá de la ejecución de una serie de pruebas basadas en ultrasonidos o estudios sobre la composición de la sangre del individuo aquejado para intentar descifrar posibles taras y disfunciones en los sistemas de coagulación de la sangre.
En cualquier caso, la tromboflebitis se puede prevenir. Por ejemplo, en aquellos casos en los que el individuo está inmovilizado, como en los viajes largos aéreos es conveniente mover las piernas y levantarse del asiento para estirar las extremidades. Asimismo, si la causa es la administración de fármacos vía intravenosa, una posible solución es ir alternando el lugar donde se pone la inyección.
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