27/2/07

Un estudio refuta la afirmación de que el ajo disminuye el colesterol

Ni el ajo fresco ni las pastillas de ajo bajan los niveles de LDL

LUNES 26 de febrero (HealthDay News/HispaniCare) -- Para aquellos que soportan el mal aliento en aras de una buena salud cardiovascular, un estudio reciente trae malas noticias: el ajo no disminuye el LDL, el llamado "colesterol malo".

El hallazgo, publicado en la edición del 26 de febrero de Archives of Internal Medicine, se aplica tanto al ajo fresco como a los populares complementos de ajo.

"Hicimos un ensayo más grande y mejor que nunca antes, y con fondos de los NIH (National Institutes of Health), no con fondos de fabricantes de complementos. Y en cuanto a disminuir el colesterol, el ajo no funcionó", afirmó Christopher D. Gardner, autor principal del estudio y científico de nutrición y profesor asistente del Centro de investigación de la prevención de Stanford en Stanford, California.

Se sabe que un exceso de colesterol de lipoproteína de densidad baja (LDL) eleva los riesgos de accidente cerebrovascular y ataque cardiaco. Normalmente, se considera que los pacientes con niveles de LDL inferiores a 130 mg/dl están en el rango saludable.

La creencia de que el ajo es una de las respuestas de la naturaleza a todo tipo de enfermedades graves se remonta hasta Egipto, cerca de 1500 A.C., según los expertos.

El interés más reciente sobre el potencial específico del ajo como agente para disminuir el LDL proviene de trabajo de laboratorio y pruebas en animales llevados a cabo en los últimos años. Los datos sugerían que el ajo machacado produce un compuesto que contiene sulfuro, la alicina, que podría bloquear la síntesis del colesterol.

Para evaluar la teoría, el equipo de Gardner analizó el impacto del ajo y los complementos del ajo sobre los niveles de LDL en la sangre de 192 hombres y mujeres entre los 30 y 65 años de edad. Todos los participantes del estudio tenían lecturas de colesterol LDL moderadamente altos, con un promedio de alrededor de 140 mg/dl.

Los investigadores se enfocaron en este grupo de nivel moderado, porque asumieron que los que tenían LDL más elevado estarían tomando medicamentos recetados, como las estatinas, que podrían confundir los resultados. En contraste, los pacientes con incrementos moderados tenían más probabilidades de combatir el problema solamente con complementos.

Se excluyó del estudio a las mujeres embarazadas, los fumadores, los que tenían enfermedad cardiaca, cáncer o diabetes, y los que usaban actualmente medicamentos para la hipertensión arterial o para disminuir los lípidos.

Todos los participantes ingirieron el equivalente de un diente de ajo de cuatro gramos (0.14 onzas) seis días de la semana, durante seis meses, en una de las siguientes formas: mezclado crudo en un emparedado, o como uno de dos complementos populares disponibles comercialmente, Garlicin y Kyolic-100.

Los autores señalaron que los dos complementos elegidos son producidos de forma distinta. Garlicin es una opción en polvo que es la única marca hasta ahora en haber mostrado en estudios de laboratorio la capacidad de producir una cantidad consumible de alicina equivalente al ajo crudo machacado.

En cambio, Kyolic es un extracto de ajo añejado diseñado específicamente para reducir el efecto secundario de mal aliento en los usuarios. Esta opción fue descrita por los autores como "una de las marcas más populares del mercado", y es el único complemento en haber sido evaluado previamente en más de un ensayo clínico en cuanto a sus capacidades para disminuir el colesterol.

Gardner y su equipo anotaron que para poder equiparar las propiedades encontradas en cuatro gramos de ajo fresco, los pacientes en los dos grupos de complementos consumieron en realidad un poco más que la dosis diaria recomendada impresa en la etiqueta de los complementos.

El resultado: Las pruebas sanguíneas revelaron que ninguna de las opciones de ajo tuvo ningún "efecto clínicamente relevante" sobre las concentraciones de LDL durante el periodo del estudio, ya fuera a corto o a largo plazo.

Concluyeron que no es probable que el ajo dietético ni los complementos ofrezcan tal beneficio a la mayoría de pacientes que buscan disminuir sus niveles de LDL.

Sin embargo, investigaciones futuras podrían identificar ciertos subgrupos de personas que podrían aún obtener beneficios del ajo en cuanto a la disminución del LDL (tal como aquellos con incrementos más graves del LDL), o que dosis diarias más elevadas de consumo de ajo podrían probar ser al menos algo efectivas.

"En realidad estamos muy decepcionados con los resultados que tenemos", admitió Gardner. "De verdad pensamos que el ajo funcionaría. Tal vez se podría decir que los complementos no funcionaron porque no son lo mismo que el ajo fresco. Pero entonces, si algo iba a funcionar, el ajo fresco debió hacerlo. Y no fue así".

"Yo diría que simplemente hay que disfrutar el humus con pan integral y los vegetales sofritos con ajo estilo asiático, lo que por supuesto hace que sea mucho más agradable", bromeó Gardner. "Pero si va a tomar un complemento de ajo, debe ser para algo que no sea disminuir el colesterol, porque en la vida real no funciona".

Ruth Kava, directora de nutrición del American Council on Science and Health en la ciudad de Nueva York, expresó poca sorpresa ante los hallazgos del estudio.

"Creo que lo que ha sucedido durante los últimos 10 ó 12 años en este país es que los complementos han recibido una reputación mucho mejor de lo que merecen algunos", apuntó. "La alegación sobre el ajo ha estado por ahí durante un buen tiempo, pero los fabricantes han estado realizando todo tipo de afirmaciones calificadas que en realidad no son respaldadas por evidencia clínica sustancial".

Aunque Kava hizo un llamado a más investigación para confirmar los hallazgos más recientes, exhortó a los pacientes a buscar disminuir su colesterol de otras maneras para tomar ventaja de métodos comprobados.

"Entre lo que sí está comprobado que disminuye el colesterol se encuentran las estatinas, que aunque no pueden ser tomadas por todo el mundo, son realmente muy efectivas; y cambios en el estilo de vida como una dieta con menos grasa saturada, hacer ejercicio y perder peso", aconsejó. "Desafortunadamente, no existe una pastilla mágica".

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