22/12/06

Una investigación constata el aumento del colesterol debido al café sin filtrar

Un estudio recientemente presentado aporta nuevos datos sobre los efectos del café y se suma a las investigaciones que señalan que, dependiendo de la forma en que se prepare, esta bebida puede tener diferentes efectos para la salud.

El grupo de la Universidad de Almería "Psicología y Salud" ha observado en una treintena de voluntarios un descenso de los niveles de colesterol en los consumidores asiduos de café cuando cambian sus hábitos para consumir un tipo de café filtrado. El café contiene dos alcoholes que se liberan durante el preparado, y que son capaces de incrementar los niveles de colesterol.

La investigación, financiada por la Compañía Internacional de Café, ha demostrado que, dependiendo de la modalidad de preparación del café, su ingestión puede afectar en mayor o menor medida a los niveles de colesterol.

Así, los cafés tratados mediante filtros de papel son capaces de retener los alcoholes producidos. Sin embargo, el café sin filtrar incrementa la cantidad de cafestol y kahweol presentes en el líquido que se bebe.

Los 30 participantes en la investigación consumían entre tres y siete cafés al día. Durante nueve meses se midió a cada sujeto los niveles de colesterol total, colesterol LDL (colesterol malo), colesterol HDL (colesterol bueno) y triglicéridos cada quince días.

Los resultados obtenidos indicaron una línea base muy estable, es decir, bajo las condiciones de dieta y de consumo de café habituales los niveles de colesterol se mantenían estables. Una fase inicial que se desarrollo durante los tres primeros meses.

Posteriormente, durante otros tres meses, los sujetos sólo podían tomar el café especial, preparado a modo de infusión, suministrado por el grupo de investigación. Al realizar los análisis de colesterol cada quince días, al igual que en el caso anterior, se observó que en la mayoría de individuos los niveles de colesterol total y LDL disminuyeron, mientras que los de HDL se incrementaron, lo que supone un efecto beneficioso.

Para poder concretar aún más en las características y riesgos individuales de los sujetos seleccionados, los autores del estudio están preparando otro análisis con personas que tengan riesgos cardiovasculares (como los mayores de 60 años) u otras patologías, como obesidad.

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