13/8/08

La rápida atención especializada y el control “minuto a minuto” de pacientes cardiacos reduce la mortalidad por infarto a la mitad.

Las unidades coronarias son como salas de terapia intensiva, pero exclusivas para pacientes con problemas cardiológicos que implican riesgo de vida. Se ha probado que lograron reducir la mortalidad por infarto del 30% a menos del 10%.


Un monitor da la voz de alarma: el paciente no está bien. Una demora en la atención puede ser fatal. Tener una Unidad Coronaria (UCO) dirigida por cardiólogos y enfermeros especializados puede ayudar. Un espacio con habitaciones destinadas a pacientes con patologías cardiacas, que esté preparado para dar una respuesta rápida ante el primer síntoma de descompensación.

En el Hospital Universitario Austral, la UCO acaba de ampliarse por la alta demanda de pacientes que tenía. Allí reposan algunos de los pacientes más delicados dentro del centro, que llegan tras sufrir un infarto u otros cuadros cardiológicos graves.

“La angina inestable, el infarto de miocardio y la evaluación de los dolores de pecho son las causas más frecuentes de internación en la UCO. También lo son la insuficiencia cardiaca, las arritmias y la recuperación tras una cirugía cardiovascular, angioplastia o procedimientos electrofisiológicos”, explica el Dr. Horacio Fernández, subjefe de la unidad.

Por la fragilidad de su estado de salud, las personas internadas allí requieren vigilancia constante, no diaria, sino “minuto a minuto”.

Con los ojos en los pacientes
La Unidad Coronaria tiene un verdadero “centro de control”. Un monitor central emite “en vivo”, durante las 24 horas del día, los signos vitales de cada uno de los pacientes internados, mientras las computadoras muestran datos clínicos, radiografías y otros estudios de imágenes.

Cada curva oscilante que aparece en pantalla corresponde a una habitación. UCO6: MATILDE D. La línea del pulso, números y gráficos describen la salud de Matilde. “Se mide la tensión arterial, la frecuencia cardiorrespiratoria y la saturación de oxígeno –explica el cardiólogo de la unidad, José María Bonorino-. Como si fuera un electrocardiograma constante”.

Los pacientes son monitoreados, además, desde otros dos puntos: la habitación, donde se miden y almacenan los signos vitales del internado, y el puesto de enfermería en el sector, donde trabaja el enfermero cuando no está con el paciente.

A diario, los médicos programan los rangos de variables normales de los signos vitales para cada persona internada y, si algún parámetro sube o baja más de la cuenta, una alarma comienza a sonar. “Desde cualquiera de los tres puntos se verifica qué ocurre. Hay alarmas graves que motivan a todo el equipo de la UCO a reunirse en la habitación para asistir a un paciente con una descompensación seria”, comenta el Dr. Fernández.

La ventaja de una unidad así es su habilidad para detectar rápidamente la patología del paciente y responder inmediatamente. Se ha probado que desde su creación, el riesgo de mortalidad por infarto cayó: “Antes de la creación de las unidades coronarias, la mortalidad intrahospitalaria era de alrededor del 30%. Hoy, con la UCO se redujo a menos de la mitad”, subraya el Dr. Fernández.

Pacientes “especiales”
Con frecuencia, los pacientes de la UCO llegan descompensados a la Guardia. Allí los asisten médicos de emergencia y el equipo de Unidad Coronaria, que los estabilizan y les realizan los procedimientos necesarios, usualmente una angioplastia. “Cuando una arteria coronaria se tapa, lo principal es destaparla rápido, con angioplastia o drogas trombolíticas. Cuanto más rápido, menos son las secuelas del infarto. Por eso hay que educar a la población para que consulte pronto cuando tiene un dolor opresivo en el pecho”, declaró el Dr. Alejandro Hita, Jefe de la UCO.

Otra forma de ingreso es desde el quirófano de cirugía cardiaca, para la recuperación. En cualquiera de los dos casos, son pacientes con un perfil particular. “Se estabilizan-desestabilizan muy rápidamente. Son casos que se resuelven en poco tiempo: se practica la angioplastia, la persona se recupera o no se recupera, pero la respuesta no se demora”, detalla el Dr. Bonorino. Por esto, son pacientes que permanecen en el Hospital pocos días (dos y medio en promedio), pero que exigen un control constante.

¿Y por qué no ubicarlos en la terapia intensiva? Más allá del equipamiento de la UCO, los cardiólogos destacan que “aunque los pacientes están graves, están despiertos, conscientes y muy ansiosos”. Por esto, es preferible que sus familiares los acompañen la mayor parte del tiempo, cosa que no es posible en la terapia intensiva. “Tienen muchas preguntas y se ponen muy nerviosos, lo cual lleva a que se agrave su cuadro. Para evitarlo, pensamos que no existe mejor sedante natural que la familia”, termina el Dr. Bonorino.

Los cuidados en la UCO no solo incluyen procedimientos y medicaciones, sino también educación al paciente y a sus familiares sobre la enfermedad que sufre y los cuidados necesarios, una vez que vuelva a casa.

Dr. Alejandro Hita
Jefe de la Unidad Coronaria del Hospital Universitario Austral

Dr. Horacio Fernández
Subjefe Unidad Coronaria del Hospital Universitario Austral

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