19/7/15

Las varices, más peligrosas en verano 19-07-2015


Más allá del concepto estético, las venas varicosas son un problema de salud que requiere un especial cuidado durante las épocas de más calor

Las varices son venas que se ensanchan, dilatan y se vuelven sinuosas, provocando problemas de circulación sanguínea que pueden ser perjudiciales para la salud. Pesadez de piernas, calambres, picores o hasta fuertes dolores son los principales síntomas habituales de las varices, que en verano pueden resultar mucho más molestas, ya que el sol y el calor suelen intensificarlos. Los expertos recomiendan un especial cuidado durante esta época.


Una de cada diez personas tiene varices, sobre todo, mujeres. Los afectados sufren pesadez de piernas, calambres, picores y fuertes dolores. Se crean tras un funcionamiento ineficiente de las válvulas de las venas de las piernas, que en condiciones normales ayudan a que la sangre regrese al corazón. El estancamiento de la sangre en las venas, que provoca ensanchamiento, supone el inicio de formación de las varices.

Las varices pueden ser pequeñas, medianas o grandes. En el primer caso provocan, principalmente, un problema de tipo estético y pequeñas sensaciones de pesadez y cansancio en las piernas. En el segundo, se inicia un problema de salud que puede empeorar con la edad y desencadenar en flebitis dolorosas o en sangrados de vena. Finalmente, las grandes varices afectan de forma muy seria a la salud y deben ser tratadas quirúrgicamente lo antes posible, ya que podrían producir úlceras e, incluso, trombosis venosa -cuando un coágulo de sangre obstruye una vena.

Cuidado especial en verano

El Capítulo Español de Flebología (CEF), integrante de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV) que, entre otros objetivos, promueve investigaciones sobre enfermedades venosas, ha publicado recientemente recomendaciones específicas para prevenir y tratar las varices en verano, estación del año más susceptible de provocar la enfermedad. Según Vicente Ibáñez, vicepresidente del CEF, una exposición prolongada al sol acarrea problemas en aquellas personas con insuficiencia venosa crónica (IVC).

Según Ibáñez, el sol y el calor tienen un efecto vasodilatador sobre las venas que provoca un aumento de molestias tales como pesadez, cansancio e hinchazón. Son varias las recomendaciones que se presentan en el CEF: evitar las exposiciones prolongadas al sol, usar protecciones solares altas, caminar sobre la arena o bañarse repetidamente. Asimismo, se aconseja también acudir a la playa en horarios de menos sol, ducharse en agua fría varias veces y, finalmente, aplicarse crema hidratante tras la ducha.

Estas actividades deberían combinarse con una dieta rica en fibras y verduras y pobre en sal, condimentos, especies, fritos o picantes. Este listado de sugerencias debería minimizar las molestias a las personas con varices y, también, evitar su aparición en aquéllas que no las tienen o que, como máximo, sufren de pequeñas venas varicosas. Si es precisa la visita a un especialista en cirugía vascular, ésta debería finalizar con recomendaciones adecuadas de tratamientos específicos.

Tratamientos específicos

Ibáñez insiste en recordar que no todo son varices. Sólo un diagnóstico de venas dilatadas y gruesas reconocido por un especialista puede considerarse un problema real con necesidad de tratamiento. A partir de aquí, además, no siempre se adoptará la opción quirúrgica ni la misma técnica. Estos tratamientos pueden ir desde técnicas quirúrgicas, como la ablación endovenosa, a tratamientos no quirúrgicos con láser o espuma. En este sentido, los especialistas recomiendan operar las varices sólo si realmente producen molestias (dolor, alteraciones cutáneas o eccemas de la piel), han supuesto complicaciones o se considera que éstas van a producirse (flebitis, úlceras varicosas o varicorragias -sangrado de varices).

Aunque las varices son un problema que puede afectar a todo el mundo, lo cierto es que se registra mayor incidencia entre las mujeres, por su fisiología, y en particular si están embarazadas, y en algunos grupos de población, por ejemplo profesionales que pasan al día demasiado tiempo de pie. Por este motivo, lo mejor es prevenir su aparición tanto en verano como en el resto del año. Así, los expertos aconsejan no estar mucho tiempo sentado con las piernas cruzadas, permanecer de pie sin moverse o llevar ropa muy ajustada (incluidos los zapatos).

Más atención requieren las telangiectasias, conocidas como varicosidades o microvarices, que son las más pequeñas y que casi no se perciben a la vista. Según la American Society for Dermatologic Surgery (ASDS), este tipo podrían ser inevitables para algunas personas, de manera que la prevención constante es el único modo para evitar, o al menos retrasar, su aparición. Cualquier factor relacionado con las fluctuaciones hormonales, el uso de zapatos de tacón alto, la edad o la obesidad puede influir en su aparición.

VARICES MASCULINAS

Según la American Society for Dermatologic Surgery, los cirujanos dermatólogos realizaron en 2005 cerca de 300.000 procedimientos venosos, de los cuales el 86% se aplicaron a mujeres. En España el porcentaje es de aproximadamente un 65%. Y es que, aunque las varices pueden presentarse en hombres, son predominantemente femeninas. Hay, sin embargo, un tipo de variz exclusivamente masculina, el varicocele. Es la anomalía anatómica más común en hombres con problemas de fertilidad, ya que afecta precisamente al órgano reproductor.

Se forma según el mismo proceso que las varices de las piernas. Las válvulas del cordón espermático, que sostiene los testículos del hombre, impiden que la sangre fluya correctamente. La sangre, por tanto, se represa y provoca hinchazón y dilatación de las venas. Los varicoceles se desarrollan, en general, de forma lenta. Aunque no se considera una enfermedad grave y en la mayoría de casos es inofensiva y no requiere tratamiento, puede llegar a ser causa de infertilidad. El varicocele es común en hombres entre 15 y 25 años de edad (aproximadamente un 10%) y se da con más frecuencia en el lado izquierdo del escroto.

En caso de varicocele grave, el único tratamiento posible es la cirugía, en un proceso que consiste en ligar la vena espermática para revertir la circulación anómala de la sangre. Existen varias técnicas quirúrgicas para la corrección (transinguinal, retroperitoneal o laparoscópica). Sea cual sea la técnica, los resultados tras las intervenciones acostumbran a ser muy satisfactorios, y en muchas ocasiones se recupera la fertilidad.

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