3/1/09

La Hipertensión (Presión Sanguínea Alta)

¿Qué es la presión sanguínea?

La presión sanguínea, que la enfermera u otro profesional del cuidado de la salud mide con un manguito de presión sanguínea y un estetoscopio, es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia las arterias, por lo que la presión sanguínea es más alta cuando el corazón se contrae. Una persona no se puede tomar a sí misma la presión sanguínea a menos que tenga un aparato electrónico para medirla. Los monitores electrónicos de la presión sanguínea también pueden medir el pulso.

Al medir la presión sanguínea se registran dos cifras. La cifra más alta, o presión sistólica, se refiere a la presión en el interior de la arteria cuando el corazón se contrae y bombea la sangre al cuerpo. La cifra más baja, o presión diastólica, se refiere a la presión en el interior de la arteria cuando el corazón está en reposo y se está llenando de sangre. Tanto la presión sistólica como la diastólica se miden en "mm Hg" (milímetros de mercurio). Esta medida representa la altura que alcanza la columna de mercurio debido a la presión sanguínea.

La presión sanguínea alta o hipertensión hace aumentar de forma directa el riesgo de cardiopatía coronaria (ataque al corazón) y de derrame cerebral. Cuando la presión sanguínea está alta, las arterias pueden oponer una mayor resistencia al flujo sanguíneo, con lo que al corazón le resulta más difícil hacer que la sangre circule. Según la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), la presión sanguínea alta en los adultos se define de la forma siguiente:

  • Una presión sistólica de 140 mm Hg o mayor.
  • Una presión diastólica de 90 mm Hg o mayor.

Estas cifras deben servir únicamente como guía. Una única medición de presión sanguínea elevada no significa necesariamente que exista algún problema. Su médico querrá ver varias mediciones de la presión sanguínea durante varios días o semanas antes de diagnosticarle hipertensión (presión sanguínea alta) e iniciar un tratamiento. Una persona que generalmente tiene la presión sanguínea por debajo de lo normal se puede considerar hipertensa con cifras de presión sanguínea por debajo de 140/90.

¿Cuáles son los factores de riesgo para la presión sanguínea alta?

La presión sanguínea alta puede aparecer en cualquier persona, pero prevalece especialmente en:

  • Las personas que tienen diabetes mellitus, gota o enfermedad renal.
  • Los afroamericanos (sobre todo los que viven en el sudeste de Estados Unidos).
  • Los adultos jóvenes o de edad mediana; en este grupo de edad, los hombres tienen la presión sanguínea alta con más frecuencia que las mujeres.
  • Los adultos de edad mediana o las personas en los últimos años de la edad adulta; en este grupo de edad, las mujeres tienen la presión sanguínea alta con más frecuencia que los hombres (después de la menopausia, un número mayor de mujeres tienen la presión sanguínea alta que los hombres de su misma edad).
  • Las personas de mediana edad y los ancianos: más de la mitad de los estadounidenses que han cumplido los 65 años tienen la presión sanguínea alta.
  • Las personas cuyos padres o abuelos tienen o tenían la presión sanguínea alta.
  • Las personas obesas.
  • Las personas que beben demasiado alcohol.
  • Las mujeres que toman anticonceptivos orales.


¿Cómo aumenta la presión sanguínea?

Lo siguiente puede contribuir al aumento de la presión sanguínea:

  • El exceso de peso.
  • El consumo excesivo de sodio.
  • La falta de ejercicio y de actividad física.


¿Cómo se controla la presión sanguínea?

Muchas personas consiguen controlar su presión sanguínea alta:

  • Eligiendo alimentos bajos en sodio (con poca sal).
  • Eligiendo alimentos bajos en calorías y en grasas.
  • Eligiendo alimentos ricos en almidón y en fibra.
  • Manteniendo un peso saludable, o adelgazando en caso de sobrepeso.
  • Reduciendo el tamaño de las raciones.
  • Incrementando la actividad física.
  • Moderando el consumo de bebidas alcohólicas.

Sin embargo, otras personas deben tomar medicamentos diariamente para controlar su hipertensión. Las personas hipertensas deben medir su presión sanguínea con frecuencia y estar bajo el cuidado de un médico.

La presión sanguínea alta, la obesidad y el riesgo del cáncer del riñón:

Por sí solas, la hipertensión y la obesidad son factores de riesgo para muchas enfermedades, que incluyen las cardiopatías y los derrames cerebrales. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que los hombres que sufren de obesidad y de presión sanguínea alta también pueden correr un riesgo mayor de cáncer de riñón.

La obesidad, cuando se mide utilizando el indicativo de la masa corporal (su sigla en inglés es BMI), se define como un índice de 30 o mayor. La presión sanguínea alta, según la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), es la presión sistólica de 140 mm Hg o mayor, o la presión diastólica de 90 mm Hg o mayor.

El estudio, publicado en el New England Journal of Medicine, revisó las historias médicas y condujo revisiones de seguimiento de más de 360.000 hombres suecos desde 1971 hasta 1995. El estudio concluyó que:
  • Los hombres que tenían un índice de masa corporal entre los tres octavos medios del grupo presentaron de un 30 a un 60 por ciento más de probabilidades de desarrollar cáncer de células renales (cáncer de riñón).
  • La presión sanguínea alta parece estar directamente relacionada con un riesgo más alto de cáncer de riñón. Los hombres que tienen la presión diastólica de 90 mm Hg o mayor corren el doble del riesgo de desarrollar el cáncer de riñón que los hombres que tienen la presión diastólica de menos de 70 mm Hg. Los hombres que tienen la presión diastólica de 150 mm Hg tienen del 60 al 70 por ciento más de probabilidades de desarrollar cáncer de riñón.
  • Los participantes del estudio que fumaban o fueron fumadores tuvieron más probabilidades de desarrollar cáncer de riñón o de cáncer renal y pélvico.
  • Al bajar la presión sanguínea se disminuye el riesgo de cáncer de riñón.
  • El promedio del índice de la masa corporal de los participantes era de 24,5.
  • A un total de 759 hombres se les diagnosticó cáncer de riñón.
  • A ciento treinta y seis hombres se les diagnosticó cáncer renal y pélvico.
  • El riesgo de cáncer de riñón aumentó en proporción al índice de la masa corporal en cada nivel de la presión diastólica de la sangre.

Los investigadores eliminaron las estadísticas de los hombres a los que se les diagnosticó cáncer de riñón durante los primeros cinco años del seguimiento, ya que las etapas iniciales de los tumores renales pueden aumentar la presión sanguínea, contribuyendo al aumento aparente del riesgo debido a la presión sanguínea alta. Sin embargo, aún sin esas estadísticas, los hombres que tenían la presión sanguínea alta todavía tenían un riesgo considerablemente alto de cáncer de riñón en comparación con sus compañeros más saludables.

Una explicación para la conexión entre la obesidad y el aumento del riesgo de cáncer de riñón pueden ser los niveles más altos de crecimiento de los factores libres similares a la insulina y de los estrógenos libres, los cuales están relacionados con ciertos cánceres, según los investigadores.

Este estudio no tomó en cuenta, en los riesgos de cáncer de riñón, los efectos de los medicamentos contra la hipertensión y de los diuréticos, que usan con frecuencia las personas que sufren de presión sanguínea alta. Sin embargo, aún con los aumentos pequeños en la presión sanguínea (que no necesita tratamiento), el estudio mostró una correlación directa de entre la presión sanguínea más alta y los riesgos de cáncer de riñón. Se necesitarán más investigaciones para examinar estas asociaciones, especialmente lo que parece ser disminuciones en el riesgo de cáncer de riñón cuando se disminuye la presión sanguínea alta.
Siempre consulte a su médico para obtener más información.

http://wo-pub2.med.cornell.edu/

Enviado por Dr. José Manuel Ferrer Guerra


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