5/9/06

Educarán a niños para cuidar su corazón

El corazón de los mexicanos late con mayor intensidad porque sus arterias están tapadas por la grasa que consumen desde niños. Los problemas cardiovasculares se han convertido en la primera causa de muerte en nuestro país y en una epidemia que deja anualmente el fallecimiento de 100 mil personas.
En vísperas de celebrarse el Día Mundial del Corazón, cardiólogos alertan que la inactividad física, los malos hábitos alimenticios y el tabaquismo contribuyen de manera significativa al envejecimiento temprano del miocardio.

Incluso, aseguran que por desgracia ha bajado la edad promedio en que ocurren los infartos cardiacos y cerebrales en las personas, pues en promedio, se presentaban después de los 60 años y ahora hay casos en menores de 40 años.

De ahí, que los cardiólogos centren sus baterías en el punto de inicio de esta enfermedad: la niñez.

El presidente de la Asociación Nacional de Cardiólogos de México (ANCAM), Carlos Alva, alertó que desde la infancia las arterias comienzan a taparse de grasas.

Recordó que en autopsias realizadas a niños y adolescentes que fallecieron a causa de algún accidente se ha podido comprobar que desde edades tempranas ya existen cambios de atereosclerosis que significan placas de grasa en las coronarias y que se presentan más en los que tenían sobrepeso o fumaban.

"Los males cardiovasculares son un proceso silencioso, no duele, no avisa y avanza sin darnos cuenta y cuando nos avisa es que ya tenemos un infarto", subrayó.

Por ello, insistió, un niño con sobrepeso es un candidato a que en la edad adulta tenga riesgos de sufrir una enfermedad cardiovascular. Lo alarmante, coinciden cardiólogos de diferentes instituciones públicas, es que las tasas de mortalidad por algún evento cardíaco sigue en aumento en México, pues las últimas estadísticas nacionales arrojan que 80% de la población es sedentaria, no practica ningún ejercicio físico, 30% registra hipertensión arterial alta, 10% tiene diabetes, 43% colesterol elevado y 20% obesidad.

La situación preocupa aún más cuando las cifras revelan que 70% de los niños en edad escolar no hacen ejercicios físicos y más de 40% sufre de sobrepeso y obesidad, sumado a que cada día la edad inicio en el consumo de cigarro es más temprana.

Ante este panorama, los especialistas anunciaron que, a finales de septiembre, se pondrá en macha un programa piloto en diversas escuelas primarias y secundarias públicas de las delegaciones Benito Juárez o Iztacalco de la ciudad de México para que cardiólogos capaciten y sensibilicen a los maestros de los factores de riesgos asociados a las enfermedades cardiovasculares entre los que sobresalen: la obesidad, diabetes, hipertensión arterial y tabaquismo, a los que han denominado Los cuatro jinetes del Apocalipsis, porque están llevando a miles de mexicanos a la muerte.

La idea, explicó Carlos Alva, jefe del Departamento de Cardiología Infantil del Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional Siglo XXI-IMSS, es que lo obtenido de este curso por los profesores sea transmitido a sus alumnos y éstos a su vez a sus papás. Ante esta epidemia, aseguró, es necesario fomentar una cultura de la prevención.

"Los médicos ya no sólo deben tener un estetoscopio y un baumanómetro para medir la presión, sino también una cinta métrica para medir la cintura de sus pacientes", expuso. Dijo que todos nacen con un corazón sano, pero desgraciadamente no lo saben cuidar. "El que tiene un infarto es que estuvo 35, 40 o 50 años sin cuidar su vida".

En tanto que José Luis Cervantes, coordinador del Capítulo de Epidemiología y Prevención de la Sociedad Mexicana de Cardiología (SMC), dijo que este 24 de septiembre se celebrará el Día Mundial del Corazón bajo el lema ¿Qué tan joven es tu corazón?, que tiene el objetivo de incrementar la conciencia pública de los riesgos y promover las medidas preventivas para reducir la enfermedad cardiovascular, destacando la importancia de una vida saludable.

De tal forma que los niños, los adolescentes y los adultos vivan mejor y por más años.

Enviado por Dr. José Manuel Ferrer Guerra

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